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24 March 2009

Reacción Inicial al Plan de Rescate Financiero de Obama

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Plan Obama de rescate a las entidades financieras:

El problema: los bancos tienen montañas de activos “complicados” basados en hipotecas. Es decir, cuando un banco da una hipoteca a una familia, esa hipoteca no queda en el cajón del banco sino que es revendida, junto con otras hipotecas, al mejor postor. Ese postor, por su parte, coge ese paquete de hipotecas, los mezcla con otros paquetes y los vuelve a vender. Así se crean complicados paquetes de paquetes de paquetes de hipotecas que las entidades financieras van comprando y vendiendo. Todos esos paquetes tienen un gran valor si las hipotecas se devuelven. Si las familias que tienen esas hipotecas no devuelven el dinero, los activos basados en esas hipotecas valen menos. Y cuantas más familias dejan de pagar, menos valen los activos basados en ellas.

Pues bien, la crisis financiera empezó cuando, en 2006-2007, muchas familias empezaron a no pagar sus hipotecas. Entonces los bancos que habían comprado montañas de activos basados en hipotecas empezaron a ver como el valor de esos activos caía en picado. Al caer en picado, los bancos incurrían en pérdidas y su capital se reducía. La regulación del momento (basada en los acuerdos internacionales de Basilea) obligaba a los bancos a mantener una determinada proporción entre su capital y la cantidad de créditos que podían conceder. Si el valor del capital bajaba, tenían que reducir los créditos. Al incurrir los bancos en pérdidas, pues, la cantidad de créditos que podían conceder bajó y eso hizo que la crisis financiera se contagiara al sector real porque las empresas que tenían proyectos viables de expansión no los podían llevar a cabo.

El problema es, pues, que los bancos tienen grandes cantidades de activos que compraron a, digamos, 100, que piensan que ahora valen, por ejemplo, 85 pero que el mercado, que está en estado de pánico, sólo se los quiere comprar a 2. Mientras los bancos tengan esos activos, no podrán conceder créditos. Pero no se los quieren sacar de encima porque, al pagárselos sólo a 2, incurrirían en unas pérdidas tan grandes que significarían su quiebra.

Y aquí es donde aparece el gobierno, que quiere evitar que esa crisis financiera siga contaminando a la economía real. Es decir, la preocupación del gobierno es que los bancos vuelvan a dejar dinero a las empresas con ideas y capacidad de crear empleo las implementen. El gobierno piensa que para conseguirlo, debe “sacar” los activos tóxicos de los balances de los bancos. ¿Cómo? Pues una manera sencilla sería comprarlos. El problema es que el gobierno no sabe ni qué activos comprar ni a qué precio comprarlos. Los mercados siempre son mucho mejores que los gobiernos a la hora de decidir precios. Y el problema es que el precio de mercado es 2 y ya sabemos que a ese precio los bancos no quieren vender. Los bancos pagaron 100 y quieren recuperar esa cantidad (o lo que más se acerque a esa cantidad). Está claro, sin embargo, que si algunas de las hipotecas no se van a devolver, los activos de los bancos no valen 100 por más que en su día pagaran 100 por ellas y por lo tanto los bancos no van a recuperar el 100%. Pero el gobierno piensa que pueden recuperar mucho más del precio de 2 que ahora pagan los mercados. ¿Por qué? Pues porque están en estado de pánico y porque los bancos tienen una impaciencia excesiva. Es decir, si esos activos estuvieran en manos de alguien que tuviera la capacitad de aguantarlos hasta que las familias con hipotecas recuperen su capacidad de devolver los créditos (es decir, alguien que pueda esperar a que la economía se recupere, el paro vuelva a bajar, los salarios a subir y la morosidad a reducirse), esos activos no valdrían 2 sino 50, 85 o 90. Por lo tanto, esos activos se tendrían que comprar a 50, 85 o 90. Pero, ¿exactamente cuánto? Este es el punto en el que la administración Bush se atascó. Nadie supo cómo poner precio a esos activos.

La solución propuesta por Geithner se basa en que sean los inversores privados y no el gobierno el que decida el precio. El problema es que, tal como están las cosas, ya sabemos que el sector privado dice que valen 2 , que es el precio actual de mercado y no 50, 85 o 90, que es lo que el gobierno cree que valen. Es decir, los mercados privados, por sí solos, no quieren comprar esos activos si no es a precio de saldo. ¿Cómo inducir a grupos de inversores a que pongan un precio “más realista”? La solución de Geithner es la siguiente: se crea una especie de sociedad público-privada en la que algunos fondos de inversión privados ponen 30.000 millones, el gobierno pone 150.000 millones provenientes del difunto plan TARP aprobado por la administración Bush (recuerden que se acordó gastar 700.000 millones de los que se gastaron 350.000 para comprar acciones de bancos por lo que ahora quedan 350.000 millones de los que se propone gastar 150.000 millones por lo que van a quedar 200.000 como seguro por si el actual plan fracasa o debe ser expandido). Con esos 180.000 millones como garantía, la sociedad público-privada pide un préstamo al FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation, la institución que garantiza los depósitos de los bancos) de 820.000 millones por lo que la sociedad dispone de 1 billón de dólares para invertir. Es importante señalar que el crédito de 820.000 millones es “non-recourse”, es decir, que si las inversiones que hace la sociedad público-privada no funcionan, no van a tener que devolver el dinero y los inversores privados solamente van a perder los 30.000 que han puesto de su bolsillo. Ya verán por qué.

Pues bien, con ese billón de dólares, la sociedad público-privada comprará los activos tóxicos de los bancos. Los precios los pondrán los inversores privados mediante subastas. El precio lo dicta el mejor postor. Una vez determinado el precio, la sociedad público-privada compra los activos y los guarda hasta que haya pasado la crisis y su precio suba o hasta que hayan madurado todas las hipotecas. La idea es que el gobierno se aprovecha de la “sabiduría” de los inversores privados para que el contribuyente no pague un precio excesivo por unos activos tóxicos. ¿Por qué los inversores privados no van a querer pagar más que lo justo? Pues porque se ellos mismos se juegan 30.000 de su propio dinero.

La pregunta clave es: ¿funcionará el plan? La respuesta es: depende de lo que se entienda por “funcionar”. Si por “funcionar” entendemos sacar a algunos bancos de la crisis y restablecer el crédito, es posible que se consiga, aunque no está garantizado que los bancos quieran vender los activos al precio que indique la nueva institución público-privada. Es más, para que tenga éxito, será necesario que el congreso y el senado no se entrometan. Durante las últimas semanas hemos visto a congresistas y senadores comportarse como revolucionarios bolcheviques criticando a las empresas por la excesiva remuneración que han tenido sus ejecutivos. Si (repito, SI) los inversores sospechan que dentro de un mes, el senado va a imponer regulaciones y condiciones a todas las empresas que reciban subsidios (y ya ha quedado claro en el punto anterior que este es un programa que acaba siendo un subsidio), nadie querrá participar. El miedo está más que justificado visto el comportamiento histérico del congreso y el senado en el caso de los bonos de los directivos de AIG. Quizá para limitar la capacidad de interferencia de la clase política el gobierno ha escogido realizar la operación a través del FDIC: esta institución no está supervisada por el congreso… de momento. En la medida que los mercados confíen en que no habrá interferencias políticas, el plan funcionará. Pero en la medida que el gobierno sea incapaz de parar a los congresistas más radicales de la izquierda, el plan será un fracaso. Tendremos que esperar unos días a ver qué pasa. De momento, los mercados han reaccionado con unas subidas espectaculares de bolsa. Esperemos que el senado no lo eche todo a perder.

Si por “funcionar” queremos decir (como dice Obama) que el estado consigue que el sector privado ponga un precio “correcto” a los activos y que el estado no pague un precio excesivo (es decir, que se consigue el milagro sin subsidios públicos al sector privado), la respuesta es NO: el precio que se va a pagar es demasiado alto porque, escondido en medio del plan, hay un subsidio camuflado en el hecho de que los créditos sean “non-recourse”. Es decir, el hecho de que si la sociedad público-privada no tenga que devolver el crédito si las cosas van mal va a hacer que los precios que se paguen por los activos tóxicos sean demasiado altos, justo lo que el gobierno quiere evitar. Para explicar este punto necesito poner un ejemplo: ¿A cuánto valoraríamos un activo que vale 100 si sale cara y vale 0 si sale cruz? Pues depende de nuestra capacidad de financiar el proyecto. Imaginemos que podemos pedir un crédito por el 90% del total del precio de compra (el 10% restante lo tenemos que poner de nuestro bolsillo) y que, pase lo que pase, el crédito se tiene que devolver en su totalidad: Si el precio que pagamos por el activo es P, si sale cara tendremos 100-P (lo que da el activo menos lo que tendremos que devolver de crédito menos lo que hemos puesto nosotros que, sumado al crédito es P) y si sale cruz tendremos 0-P (es decir, no ganamos, pero todavía tenemos que devolver el crédito de P). El precio que deberíamos pagar es el que hace que el valor esperado sea cero: ½ (100-P)+ ½ (-P)=0 por lo que 100=2P i P=50. Lógicamente, el precio de un activo que paga 100 si sale cara y 0 si sale cruz es 50.

Imaginemos ahora que podemos pedir un crédito “non-recourse”. Es decir, un crédito que, si sale cruz no tenemos que devolver. Si sale cara, tendremos 100-P (igual que antes). La clave es que si sale cruz, sólo perdemos el 10% del precio que hemos puesto de nuestro bolsillo (el 90% restante, que es el crédito, no lo tenemos que devolver). Si sale cruz, pues, tendremos 0-0.1*P. El precio, de nuevo, es el que hace que el valor esperado sea cero: ½(100-P)+ ½ (-0.1P)=0 -> P=100/1.1=90.9!!! Es decir, el hecho de que el crédito sea “non-recourse” hace que un activo que en condiciones normales tendría que valer 50, la empresa que lo compra acabará pagando 90.9!!! ¿Por qué? Pues porque al no tener que devolver el dinero en caso que las cosas salgan mal, el gobierno (diga lo que diga Obama) está dando un subsidio camuflado al inversor y le está diciendo: si sale cara, ganas tu, y si sale cruz, paga el contribuyente. Eso hace que el inversor inteligente se pase arriesgando. Obama y el secretario Geithner se han cansado de repetir que este plan NO representa un subsidio al sector privado para que invierta en la compra de activos tóxicos. NO ES VERDAD. Hay un subsidio escondido. Y el subsidio está en el hecho de que el crédito es “non-recourse”.

Lo curioso del tema es que el origen del problema es que los bancos se arriesgaron demasiado a la hora de comprar activos que han resultado ser tóxicos. De alguna manera, el gobierno intenta solucionar un problema de riesgo excesivo incentivando a unos inversores a tomar… riesgos excesivos. Peculiar.

Otro problema al que se enfrenta el plan es que el gobierno está muy seguro de que el precio “de verdad” de los activos tóxicos es muy superior al precio actual de mercado (que en el ejemplo anterior es de 2). El precio actual, piensan, es producto del pánico de los mercados de capitales y que, en manos de una entidad con más capacidad de esperar a que las cosas se recuperen, esos activos valen 50, 85 o 90 por lo que ese tipo de compradores van a querer pagar eso, 50, 85 o 90. El problema es que no sabemos si es verdad que el precio de 2 es producto de la irracionalidad o la impaciencia. El mundo está lleno de inversores pacientes que no tienen la prisa de los bancos: ¿por qué no han comprado ya esos activos a precio de 50, 85 o 90? ¿Pánico? No sé. Normalmente los mercados han acertado bastante bien la valoración de los activos y cuando decían que una empresa valía poco, es que en realidad valía poco. El pánico puede explicar los movimientos de un día o una semana en el mercado de capitales. Pero las valoraciones a medio y largo plazo no tienden a ser producto del pánico. Pero dejando de lado si los mercados evalúan bien los activos o no, la verdad es que existe la posibilidad de que el precio de los activos no sea de cerca de 85 como cree el gobierno sino cerca de 2 como creen los mercados. Si es así, el plan no va a servir para nada porque ya sabemos que a ese precio, los bancos no van a vender.

Conclusión: es posible que el gobierno consiga “limpiar” al sistema bancario de los activos tóxicos (digo posible porque va a tener que garantizar que el congreso no se entromete), pero al precio de dar unos enormes subsidios camuflados a unos inversores que van a pagar unos precios muy por encima de lo justificable a cargo del contribuyente.

Ah! Casi me olvidaba: Obama, un mago del verbo y un genio a la hora de interpretar el sentimiento de las masas votantes, ha decidido dejar de hablar de activos “tóxicos”. El nuevo programa ya no habla de activos “tóxicos” sino de activos “heredados”. Supongo que convencer a los votantes y contribuyentes de que se va a utilizar su dinero para comprar cosas “tóxicas” es más complicado que convencerles que van a comprar cosas “heredadas”.

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INTRODUCTORY NOTE

Starting January 30, 2012, I decided to put the random (economic) thoughts that I was posting on Facebook, in a blog. In this site you will be able to read all Facebook notes going back to 2008, (without my Friend’s comments, unfortunately), but we will only maintain the new thoughts. If you want to check out the old comments, they are still posted on Facebook. If you want to comment on them, you have two options (1) Become a Facebook Subscriber. Since all the posts will also appear in Facebook, you will be able to comment there. (2) Comment on Twitter, as each post will also be announced in Twitter.

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