Algunos de vosotros habéis comentado que en Europa las cosas todavía deben estar peor. La verdad es que sí. Si os fijáis, una de las paradojas que se ha dado en esta crisis económica es que, a pesar de que la crisis ha empezado en EEUU, el dólar ha subido. La razón es doble. Primera, los mercados anticipan que EEUU va a salir antes del agujero y, por lo tanto, quieren invertir en Estados Unidos y no en Europa. Segunda, el tesoro norteamericano se ha convertido en el (casi) único prestatario mundial, una especia de “superborrower” único. En estos momentos de incertidumbre (y dejando de lado los locos que creen que el oro es una inversión segura), la gente ha creído que la única “inversión” segura son los bonos del tesoro americano. Eso ha hecho que (a) el dólar subiera en momentos de crisis y (b) los gobiernos de Bush y Obama pudieran financiar enormes programa de gasto sin tener que pagar intereses adicionales.
Pero que las cosas estén peor en Europa no quiere decir que en Estados Unidos estén bien. Lo digo porque la situación actual se puede acabar y el gráfico que he publicado en la nota anterior es una primera señal de que se puede acabar. Preguntaros qué pasaría si, de repente, los chinos, los productores de petróleo, los fondos de pensiones de todo el mundo y todos los que ahora están comprando bonos del tesoro del gobierno americano empiezan a sospechar que la cosa tiene más riesgo de lo que pensaban (de ahí la importancia del gráfico de la nota anterior). La respuesta es que pasaría lo que ha pasado tantas veces en tantos países menos desarrollados del mundo: una enorme crisis económica. ¡Preguntad, si no, a los amigos argentinos, mexicanos, bolivianos o koreanos que tenemos en este muro! ¿Por qué crisis? Pues bien: preguntad cómo se afronta el gobierno sus gastos cuando tiene una deuda gigante (con unos intereses de cientos de miles de millones de dólares), un déficit espectacular (que puede llegar a ser de entre el 10% y 15% del PIB en los próximos años si los senadores siguen con sus extravagancias) y de repente se le acaba el crédito! Respuesta: ¡No puede! Es decir, si nadie quiere prestar al gobierno, el gobierno tiene que mantener un superávit primario (un superávit para hacer frente a los intereses). Eso sólo se consigue reduciendo drásticamente el gasto (y causando una recesión) o subiendo drásticamente la recaudación impositiva (y causando también una recesión). No hay más.
Y claro, que haya una crisis catastrófica en Argentina, Korea o México es terrible para los ciudadanos de esos países, pero no tiene grandes consecuencias para al resto del mundo. Pero una crisis de iguales dimensiones en Estados Unidos va a ser sufrida por todos los ciudadanos del planeta. Mientras tanto, los senadores norteamericanos siguen gastando en la construcción de parques de mariposas e invocando a Keynes para seguir con su profunda irresponsabilidad.