Lógicamente no he dicho que los españoles sean cazurros. Eso sería mentira (de cazurros hay en todas partes) y, además, sería insultar a todos mis amigos españoles, que son muchos, y a los que no tendría ningún sentido despreciar.
Si que, en el transcurso de la entrevista, pronuncié la palabra cazurro. Aparece en el contexto de una pregunta:
- ¿cómo ves el estado del independentismo catalán?
Mi respuesta oral (no la transcrita por el periodista) fue:
- “por un lado, hoy día ser independentista es complicado porque los que lo son abiertamente son perseguidos y maltratados. Mira, si no, lo que les ha pasado a Oleguer, Joel Joan i Joan Laporta. Como nadie quiere ser mártir ni quiere ser maltratado, eso tiende a reducir el número de independentistas. Por otro lado, sin embargo, existen los boicots a los productos catalanes, los que dicen que se prohíbe a los niños hablar español en las escuelas y se les pone una pistola en la cabeza para que hablen catalán,… Todo esto es tan bestia y lo que dicen es tan claramente mentira, que quitan las ganas a muchos de ser unionista. Y los que hacen eso son unos cazurros porque van contra su propia causa y tienden a generar más independentismo.”
El calificativo de “cazurro”, pues, no estaba dirigido a todos los españoles sino solamente a los que maltratan a una parte de sus ciudadanos con unos objetivos claros.
Dicho esto, pido perdón a todos mis amigos españoles y a los españoles de bien (los que no mienten, no atacan, no denigran y no boicotean) si se han sentido heridos por mis palabras. Insisto, mi intención no era insultarles sino señalar que las acciones de algunos de sus conciudadanos eran contraproducentes para su propia causa.